Muchas veces el aire no es lo suficientemente caliente para elevarnos, o al hacerlo nos podemos asustar y decidir descender de nuevo, eso para mi es el crecimiento espiritual.
En la canasta llevamos nuestras pertenencias, las cosas que consideramos necesarias y que podemos requerir en el camino y que al ser un espacio reducido, debemos escoger sabiamente y con la experiencia nos damos cuenta de lo que realmente es necesario.
A veces se aprende a volar en el globo, pero esta anclado a tierra y solo nos permite ver un poco de esa maravillosa vista panorámica y de lo pequeños que somos en un mundo lleno de bendiciones y sorpresas. Esas anclas las asocio con nuestros temores por dejar la zona de confort, de quedarnos en el entorno conocido, de relacionarnos con las personas que piensan igual que nosotros o que se comportan como yo deseo que lo hagan. También lo asocio, en mi caso, como cuando tomas vacaciones, que sabes que tienes un periodo corto para disfrutar al máximo y volver a la realidad de tu cotidianidad y sentar cabeza en la tierra.
Y estan los globos que son liberados de estás anclas o que luchan constantemente por hacerlo y deciden volar, explorar y aventurarse en nuevos territorios, afrontando los temores que eso implica, con la humildad y deseos de aprender y de ayudar en lo que sea posible. Pero no es un viaje fácil, esta lleno de constantes decisión y retos, el clima cambiante, los vientos que te impulsan osea las palabras de aliento, la lluvia que en ocasiones te desanima y te hace dudar si es mejor parar y esperar para seguir adelante o quedarse refugiados hasta que el tiempo mejore.
Los accidentes o dificultades que podras tener, que son como pinchazos que puedes reparar, aprender de ellos y seguir adelante, pues todo radica en la capacidad de adaptación y perseverancia que tengas para cumplir tus sueños, para perdonar, para evolucionar y no quedarte anclado o limitado por ese inconveniente.
Y el descenso también es genial, pues te acerca a los que llevabas en tus pensamientos, te permite interactuar y convivir con más personas, a enriquecer tu vida y a irradiar la alegría de lo experimentado. Y a recargar o dejar atras lo que viste que era importante o innecesario, a prepararte mejor, a hacerle mantenimiento al globo y reparar esos pinchazos que pudieron presentarse en el camino y que te hacen recordar importantes aprendizajes, pues considero que si no aprendes de ellos es cuando estos se repiten.